“Venga usted, feliz navidad, que la paz le merezco dar, son deseos muy sinceros en las fiestas de fin de año, que le da productos B&B” tarareaban los niños al compás del anuncio en la radio mientras peleaban por elegir si iban a la heladería o por una deliciosa pizza en Al macarone. Y decidí decirle a Don Julio, el chofer, que nos sorprendiera. El auto se detuvo de pronto y paro frente Sarita, se bajó primero José, luego Sofía y por ultimo yo, Claudia, le di indicaciones al chofer que regresara por nosotros en 30 minutos. Les compre un helado a mis dos hermanos, como siempre para ellos de chocolate y el mío claro estaba, de vainilla. Como todos los martes este era “día de hermanos” mis padres me obligaban a salir con ellos a “compartir” y digo “compartir” porque siempre terminamos peleando por más de algo. Terminamos el rico helado en menos de 10 minutos y los chicos querían ir a dar una vuelta, porque en el colegio les dijeron que cerca de ahí había una casa de espantos, pero