Detesto el rojo

Aun los retumbos de la música sonaban en mi cabeza, trate de abrir los ojos poco a poco pero todo daba vueltas y vueltas, los cerré inmediatamente. Jure ya no volver a beber como el día anterior, aunque siempre hacia ese tipo de promesas sin cumplir. Me di la vuelta y otra vez, intente abrir los ojos, lo primero que vi fueron unos converse rojos, pero esperen ¿Converse? Yo no tengo ningunos converse y ¿¡ROJOS!? ¡Yo detesto el color rojo! De un momento a otro ya estaba de pie en la habitación color azul, era obvio que no estaba en mi habitación. ¿¡Qué diablos sucedió ayer!? Apenas recordaba algunos momentos. Me vi al espejo y al menos volvió algo de esperanza a mí, aún tenía la ropa de ayer puesta y completamente intacta, nada de que arrepentirme. Comencé a buscar mi bolso y mi celular, estaban sobre una silla y genial, el celular sin batería. No quería salir de la habitación, escuchaba varios pasos pero me daba miedo salir y enfrentarme a quien sabe quién. Decidí inspeccionar la habitación, algo que me dijera de quien era ese cuarto. Nada. Pero admito, tenía muy buenos discos, Coldplay por ejemplo, me vi tentada a llevarme el CD pero lo deje sobre la cama. Tenía varias camisolas de mis equipos favoritos Real Madrid y los Yankees y varios balones. Me acerque a la estantería, tenía varios buenos libros y se notaba que fueron leídos por el estado en el que estaban. ¿Cómo era posible que tuviésemos tanto en común? Seguí inspeccionando, ni una identificación, ni una foto. Todo el mundo tiene fotos suyas en su cuarto o al menos de su familia, ¿O no? Encontré un reloj, eran las ocho, mis padres me castigaran de por vida… Resignación total. Mi única opción era, si, la ventana. Me acerque, era perfecta cabía en ella, estaba en un segundo nivel, era hora de que el crossfit de los últimos tres meses y pasar viendo al gato tirándose de sillón en sillón me sirviera de algo. Abrí la ventana y fui por mis cosas, me metí por la ventana, simplemente faltaba soltarme y lo hice, lo del crossfit y el gato no funciono, caí de espaldas y justo abrieron la puerta. Cerré los ojos y simplemente quería que la tierra me tragara, una voz muy varonil me pregunto si estaba bien mientras reía sé que no querías pasar la noche junto a mí pero no era para que te lanzaras desde mi ventana,  una voz varonil pero muy conocida, muy muy conocida, inmediatamente abrí los ojos era Andrés, mi mejor amigo, jugándome otra de sus bromas, por eso todo de su cuarto me parecía conocido lo único que no conocía era su nueva casa.

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