Ella


No le digas bonita,

no le digas princesa,

dile cosas bonitas,

que solo su corazón entienda.

 

Mira su rostro

como si fuera arte, como si fuera un celaje,

 no le quites la vista ni aunque tuvieras un vendaje.
 

Mira su cabello,

tiene color noche,

brillan sus prendedores,

Como estrellas en la noche.
 

Su sonrisa de tristeza

Se nota a distancia

Mira sus expresiones

Y cámbialas con constancia.

 

Cuando este triste

háblale del color,

no la dejes caer en el blanco y negro

Y menos en la depresión.

 

Cuando ella ríe

hasta nace un hada,

De tan grande que es la sonrisa

Ni cabe en la cabaña.

 

No cambies su forma de ser

menos sus costumbres

no le digas que hacer

Y respeta sus virtudes.

 

Recítale poemas de Benedetti

o cuéntale historias de García Márquez

todo lo que a ella le interesa

lo encuentras en los estantes.

 

Escucha sus canciones

escucha sus problemas

pero al igual, muéstrale tu mundo

Y también tus creencias.

 

Recomiéndale un libro,

recomiéndale un poema,

cómprale un te frio y

compártele tu chaqueta.

 

Llévala de paseo

llévala a la playa

llévala al parque

O quizás a la cascada.

 

 

 

Déjala, déjala,

déjala ser libre

déjala ser completa

no la encierres en tu mundo

o ella morirá de tristeza.

 

Cuando la veas silenciosa

o quizás muy inquieta

háblale de tus sueños

y pregúntale por los de ella.

 
¡Déjala ser libre

déjala ser completa

dile cosas bonitas,

que solo su corazón entienda!
 
 
Roxana Leal.

 

 

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